«Si quieres puedes».
Pues perdona que te diga, pero a veces no puedo, por más que quiero y quiero.
Estamos cansadas de sentir la culpa, la incapacidad y la invalidación de los demás, cuando expresamos nuestro malestar por algo que nos gustaría hacer, pero que nos resulta inviable dentro de nuestras rutinas semanales.
Se nos dibuja un panorama rosa palo, en el que como mujeres tenemos que ser capaces de TODO.
Y no, es posible (muy posible) que muchas mujeres no alcancen a todo lo que quisieran, al menos manteniendo una mínima estabilidad psico-emocional.
🌱Puede que no puedas ir al gimnasio 4 veces por semana, por ahora.
🌱Puede que no te sea posible estudiar ese máster que tenías en mente, por ahora.
🌱Puede que necesites dejar la cocina casera super saludable para dentro de unas semanas, o meses.
🌱Puede que tu vida social se mantenga en calma absoluta, por ahora.
🌱Puede que los encuentros sexuales con tu pareja se reactiven de aquí a un tiempo.
Y NO PASA NADA.
Claro está que quién dibuja esta falsa realidad, no ha reflexionado aún sobre las repercusiones que esto tiene sobre nosotras.
🥀Culpa. Culpa. Y más culpa.
🥀Altísimos niveles de exigencia, acompañados de enormes dosis de frustración.
🥀Diálogo interno cargado de reproches, insultos y menosprecios hacia nosotras mismas.
🥀Caída en picado de nuestra autoestima, autoconcepto y motivación.
🥀Insatisfacción vital.
Basta ya de lanzar estos mensajes generalistas, sin fundamento alguno.
Nadie sabe la batalla que libran los demás. Quizás tú prima tenga un hueco en su agenda para ir a entrenar, pero también es posible que en este momento le venga bien utilizarlo para mirar la pared mientras no hace nada más.
No tenemos la obligación de ser siempre productivas.
SE ACABÓ.