El precio de la maternidad

Terapia para la salud mental en el posparto

El precio de la maternidad

La maternidad me ha quitado mucho, pero también me ha dado.

El otro día en consulta, un papá y yo hablábamos de lo mucho que nos robó el hecho de ser padres, nos era muy sencillo relatar todo aquello que antes teníamos o hacíamos, y que ahora no nos era posible.

Después, nos propusimos pensar en todo lo que creemos haber ganado, y casi se hizo el silencio.

Me quedé pensando en esto, hasta hoy. Y es que, qué fácil nos resulta localizar las cosas negativas y cuánto nos cuesta descubrir las que no lo son.

Vivimos muy conscientes de aquello que nos genera malestar, pero pasamos por alto las pequeñas cosas que nos agradan y nos dan micromomentos de amor, calma y placer.

Por eso decidí obligarme a identificar todo aquello que mi hijo trajo a mi vida como novedad positiva, y encontré varias cosas, pero estas palabras son las que mas retumban en mi mente todo el tiempo…

«Desde que supe que estabas conmigo, nunca más me sentí sola».

Y creo que con eso, hasta dentro de muchos años, voy más que servida ♥️.

Aunque por supuesto, reconozco que me derrito de amor cuando mi hijo sonríe, cuando me besa, o se lanza a mis brazos cuando me ve, cuando consigue hacer algo nuevo y se le iluminan los ojos mientras me lo enseña, cuando baila o tararea, cuando despierto con 10kg sobre mi pecho, y el regalo del primer abrazo del día, cuando le veo correr por el pasillo con esas piernecitas, cuando me hago consciente de que soy su mundo completo y no necesita nada más…

Son muchas las cosas buenas que trajo mi maternidad, aunque también se llevó una parte de mi que me gustaba mucho.
Y claro que me gustaría poder recuperar parte de lo que perdí, aunque no cambio a mi hijo por mí yo de antes.

Necesitamos pararnos a descubrir y vivir más los pequeños momentos del día a día, que se pierden en el huracán de tareas, estrés y emociones desagradables a las que tenemos que hacer frente.

La maternidad/paternidad no es siempre como esperábamos, sobre todo si nuestras expectativas están muy idealizadas, pero eso no quiere decir que todo sea malo.

Tampoco quiere decir que no nos podamos quejar.

Quéjate.
Pero vive.

♥️♥️♥️

Comparte:

Facebook
Twitter
Pinterest
LinkedIn
Más

Artículos relacionados